¿Te acuerdas cuando jugábamos a peleas con espadas hechas de ramas en el recreo del colegio? Pues esto es lo mismo, pero con matemáticas, dados y hojas de personaje, pero sin que te dé el sol.
Vamos a dejar algo claro desde el principio: un juego de rol de mesa — TTRPG por sus siglas en inglés — es una mezcla rara, mágica y caótica de narración, dados e imaginación pura.
Si esa frase ya te ha hecho decir «¿eh?», no te preocupes. Estás en el lugar correcto.
Entonces, ¿qué es realmente?

Es un juego en el que un grupo de personas se sienta alrededor de una mesa (o, hoy en día, frente a una webcam) y juegan a imaginar cosas. Adoptan papeles como personajes en un mundo ficticio y cuentan una historia juntos.
No, no es como leer un libro. Y no, tampoco es actuar. (Bueno, a veces, un poquito.)
Piensa en ello como hacer que te lo estás inventando todo siendo adulto, pero con reglas. Describes lo que tu personaje intenta hacer, tiras los dados para ver si funciona y el Game Master te dice qué pasa después.
Es caótico. Es brillante. Es divertido. Y, a veces, sorprendentemente emocional.
Pero me estoy adelantando.
En España nos llaman «frikis de cojones»
Sí.
Aquí en España, un friki de cojones es alguien que se sabe el lore de Reinos Olvidados mejor que la historia real.
Hay niveles de frikismo y créeme cuando te digo que todavía hay cierto estigma en torno a este hobby. Ha mejorado con los años, sobre todo gracias a que Dungeons & Dragons ha ido apareciendo en los medios, pero aún no tenemos una cultura rolera fuerte de verdad.
Dicho esto, quienes sí jugamos, lo amamos.
Todo.
Porque los TTRPG no son solo para gente rarita u obsesionada con la fantasía. Son para cualquiera que alguna vez haya querido ser parte de la historia, no solo leerla.
Vale, pero ¿qué haces exactamente?
Interpretas un personaje, como en las pelis o los videojuegos. Puede que seas un pícaro escurridizo. O un cazador de alienígenas. O una Cazadora de Vampiros. O un bardo goblin con una flauta hecha de huesos de infantes. No te juzgo.
Le dices al GM (Game Master) lo que tu personaje intenta hacer:
«¡Quiero reventar la puerta con mi hacha!»
«Quiero ligar con el Wookiee usando todo mi encanto.»
«Quiero lanzarle Petrificus Totalus al chaval de Slytherin.»
Entonces tiras un dado (normalmente uno de 20 caras), sumas las estadísticas de tu ficha de personaje y ves si lo consigues.
El GM — que es como el narrador de la historia — te dice lo que pasa. A veces sale como lo esperabas. Otras veces, ni de coña.
No se trata de ganar. Se trata de fracasar gloriosamente.
Eso es lo que la gente no entiende al principio.
En un TTRPG no hay «ganador». No derrotas al GM, ni «ganas» la sesión. No es Los jugadores vs. el GM, ni al revés.
El objetivo real es vivir una aventura compartida. Crear recuerdos, partirte de risa, entrar en pánico cuando alguien grita «¡Tirad iniciativa!», y tal vez — solo tal vez — crear una historia de la que hablarás durante años.
Te acordarás de:
- Esa vez que tu grupo decapitó al zombi que estaba agarrando a otro jugador.
- Ese jugador que no paraba de tropezar porque no conseguía sacar más de un 1.
- Cuando alguien atrajo la atención de los sectarios por accidente (eso jura) y empezó una persecución épica por las catacumbas.
Pero ¿no es demasiado complicado?
Puede serlo. Hay sistemas con manuales tan gordos que podrían parar una bala.
Pero, sinceramente, puedes empezar con solo:
- Una persona con ganas de guiar una historia.
- Unos cuantos amigos con ganas de pasarlo bien.
- Un par de fichas de personaje.
- Y un set de dados que puedes comprar por menos de lo que cuesta un café con leche en la Plaza Mayor de Madrid. (Bueno, quizá dos cafés.)
Hay juegos que usan solo una moneda. Y otros que ni siquiera necesitan GM. Pero ya hablaremos de ese caos glorioso otro día.
¿Y qué se juega?

Ahí está la magia. Hay juegos para todo y para todos.
Sí, puedes usar miniaturas, mapas, mesas personalizadas o ambientación sonora, pero sinceramente, lo único que necesitas de verdad es:
- Un sistema de juego (Dungeons & Dragons, Daggerheart, La Llamada de Cthulhu, o Lasers & Feelings — sí, ese existe).
- Unos cuantos amigos (o desconocidos de internet que se vuelven amigos).
- Dados. Sobre todo un d20.
- Y mucha imaginación. Esa viene de serie. Gratis.
El sistema de juego puede ser quizás lo más complicado de elegir por la gran oferta que hay. Fantasía épica, horror cósmico, cyberpunk, vampiros y hombres lobos, grimm dark y un sinfín más. Y esos son los más comerciales. Si ya nos metemos en el mundo indie o adaptaciones de películas, el abanico se expande casi al inifinito.
Puedes formar parte del mundo de películas y libros El Señor de los Anillos o el universo literario del Cosmere sandersiano. Explorar los mundos de videojuegos como Dark Souls y Pokemon. O, uno de mis favoritos, crear tus propias temporadas en Buffyverse con Buffy: The Vampire Slayer el juego de rol.
¿Y el Game Master?
El GM es el narrador, aunque a mí me gusta llamarlo el árbitro. Es el mundo, los monstruos, el camarero, la rana pesada, los susurros en la oscuridad y las reglas (más o menos).
Pero no es el jefe final al que hay que derrotar. De hecho, y de esto se habla poco, vuestro GM debe estar de vuestro lado. Entiéndase; debe querer que salgáis exitosos de los retos que afrontáis, pero sin perder su papel de titiritero que puede arrancar la cabeza a vuestros personajes. Creedme cuando os digo que el GM, por dentro, es una animadora con pompones dando saltitos de alegría cada vez que hacéis, literalmente, cualquier cosa.
Es una guía, como un director de cine, pero con actores que improvisan todo el rato y sin guion alguno.
Ser GM es una pasada. Y un caos.
Y probablemente merezca su propia entrada.
¿Y por qué debería importarme todo esto?
Porque igual te acaba encantado.
Igual descubres que tirar dados con tus amigos se convierte en lo mejor del mes — o del semestre, cosas de hacerse mayor. Igual te das cuenta de que improvisas mejor de lo que pensabas. De que tu cabeza necesitaba un parque de juegos.
Los TTRPG te ayudan a:
- Ser creativo.
- Disfrutar con tus amigos.
- Procesar emociones.
- Contar historias que ni sabías que llevabas dentro.
Es terapia. Con animales fantásticos.
Y comida.
¿Dónde empiezo?
Aquí mismo, frikazo.
Este blog es para ti; tanto si tienes curiosidad, estás confundido o ya hasta el cuello creando voces de personaje y debates de lore.
Hablaremos de sistemas, historias, monstruos, worldbuilding, escritura y todas esas pequeñas y gloriosas rarezas del mundillo rolero.
Bienvenido a Dados y Crónicas.
Coge tus dados y vamos a tirar.

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